11 may 2014

Silva del ave sobre la rama

Invadido por el frío del día
frente a la tele duerme asombrado,
en su rostro la mueca de una risa
(consuelo es hoy de muchos)
es todo lo que resta del salario.
Ya en la noche algún sueño lo traiciona,
vive la angustia de saberse vivo:
adosado a una cama,
al pendiente del día,
esperando una sombra,
un destello caliente;
una guía para entender la broma.
Cuando la almohada es dura
los sueños en despojos se convierten.
Lo despierta la tele,
le cuesta un poco ver que sigue en casa;
con el mando a distancia
apretando un botón hace el silencio.
La oscuridad es dura
y la realidad no sirve de almohada.
La ventana deja entrar
una ráfaga de aire.
Se levanta a esperar la madrugada,
afuera canta un ave.